Escucho espantada cómo aumenta el consumo de psicofármacos y los diagnósticos por estrés, ansiedad y depresión. ¿Qué está ocurriendo en nuestra sociedad?
Por un lado, todos estamos más concienciados que la Salud Mental es importante y que ha sido la gran olvidada dentro del Sistema Sanitario y también dentro de las costumbres de la población en general. Si tengo un dolor de estómago voy al médico a por un diagnostico y un tratamiento, pero si me duele el alma, si me siento perdido, si no me siento bloqueado, si me siento triste y solo, ¿a quién acudo? Hay personas que ante el vacío se van de compras o de turismo, es una manera de llenarse y desconectarse de sí mismos.
Cada vez más se medicaliza la tristeza, la ansiedad, la ira, el enfado… cuando quizás la persona tiene motivos para sentirse así y lo que hay que hace es trabajar dónde está el origen de lo que le pasa. No es lo que nos pasa, es lo que hacemos con lo que nos pasa. Aunque hay cosas que no han pasado que es innegable que nos han influido en la forma que tenemos que ser. Si nuestro padre nos maltrataba en la infancia, es entendible que nos enfademos o nos asustemos cuando nos gritan. Si fuimos violados de niños, creceremos con una coraza y nos resultará difícil abrirnos al amor para evitar sentir, seguramente tendremos muchas dificultades corporales y emocionales para entregarnos al placer del sexo.
Factores sociales que afectan nuestro bienestar emocional
Nuestra manera de vivir en la era moderna tiene varios elementos que dificultan nuestra capacidad de ser personas resilientes y emocionalmente sanas:
- Individualismo creciente
Cada vez estamos más solos, con menos red de contactos. Lo que nos sana es una buena charla y un buen abrazo; es rico el que tiene dos orejas y dos brazos disponibles. Orejas para ser escuchado y brazos para ser abrazado. Un remedio muy sencillo y, sin embargo, escasea en este mundo de la hiperindividualización. Trabaja en fortalecer los vínculos con los demás de manera auténtica y en ayudar a los demás de manera desinteresada. Recuerdo mi época como voluntaria en el Teléfono de la Esperanza como una de las experiencias más enriquecedoras de mi existencia - El ideal inalcanzable de perfección
Nos dejamos influir por las imágenes vacías de las redes sociales. ¿Para qué quieres eso que ves? Seguramente la playa que aparece idílicamente vacía en realidad está llena de gente o de mosquitos. Perseguimos ideales inalcanzables que nos frustran, olvidando que el mundo perfecto no existe. Reflexionar sobre lo que realmente valoramos puede liberarnos de esta presión. - Falta de valores y compromiso
Prácticas como el ghosting reflejan una sociedad que carece de compromiso con las personas y el entorno,»me voy de una relación y no me despido», te uso como una mercancía para mi bienestar y no pienso en si te hago daño o en cómo te vas a sentir si me voy sin decirte adiós. Las personas nos hemos convertido en mercadería para comerciar con ella.Antiguamente, una persona daba su palabra y esa palabra se cuidaba y se mantenía. En muchos casos no hacía falta un contrato escrito, puesto que el contrato verbal tenía validez entre las personas; había confianza y compromiso. Ahora estamos en una sociedad donde nos falta compromiso con nuestros vecinos y también con el planeta, compromiso con nosotros mismos y con nuestras familias. - Uso excesivo de pantallas
El tiempo que dedicamos a las pantallas nos aleja de las experiencias reales, cada vez nos perdemos más cosas por estar mirando una pantalla. Además, provoca tensiones corporales y problemas de salud física que pueden afectar nuestro bienestar emocional a largo plazo. Estoy segura de que se van a producir cambios corporales en las próximas generaciones; yo no estaré para verlos. Mirar hacia abajo nos tensa las cervicales, las lumbares, aumenta los problemas de vista.
¿Cómo puede ayudarte la psicoterapia?
Si sientes que vives en piloto automático, rodeado de cosas materiales pero con relaciones superficiales, quizás sea el momento de revisar tu forma de vivir.
En mi método, te ofrezco un espacio artesanal y personalizado, donde encontrarás una escucha abierta y sin juicio. Te ayudaré a reflexionar sobre tu vida, comprender tus emociones y abrir nuevas perspectivas para vivir mejor.
¿Estás listo para comenzar tu proceso de cambio?