Hace poco leía un escrito sobre cómo había vivido su parto una querida compañera y madre por segunda vez: “con mi hija bonita encima, respiraba felicidad, qué momentazo, cuánto AMOR». Narraba cómo había sido su parto en casa, rodeada de sus cosas, con mucho respeto, mucha confianza en su cuerpo, en la vida, en la sabiduría organísmica y confiando en la energía de sus antecesoras, su yaya, su abuela, su madre… qué regusto más rico.
¡Y a los 5 minutos me llega un mensaje de una noticia!: “¡El movimiento antinatalista considera que tener hijos es injusto”, glups!; algo que se cierra y me golpea el pecho: lo leo y no doy crédito. Entre los motivos para apoyar dicho movimiento, afirmaciones del tipo: «no veo justo dejar a nuevas personas en un mundo que ya es muy complicado para los adultos actuales»; “la única manera garantizada de prevenir todo el sufrimiento de sus hijos es no llevar a esos niños a la existencia en primer lugar»; “no es ético imponer la vida. Es una decisión que estás tomando por alguien que va a sufrir las consecuencias de ello”…
¿Qué es la maternidad consciente?
La maternidad consciente busca la conexión profunda con el niño desde el primer momento, respetando sus ritmos, sus emociones y su necesidad de sentirse seguro. En lugar de imponer normas y expectativas externas, la maternidad respetuosa permite que el bebé y la madre encuentren su propio ritmo, guiados por la intuición y el respeto mutuo. Es un camino de autodescubrimiento y crecimiento tanto para la madre como para el niño, basado en el amor incondicional, la empatía y el apoyo.
La maternidad consciente conlleva la confianza en el propio cuerpo, en la sabiduría ancestral, y en el poder de la energía femenina que atraviesa generaciones.
Antinatalismo: ¿una visión pesimista de la vida?
El antinatalismo plantea que traer hijos al mundo es injusto debido a las dificultades inherentes a la vida, un concepto que ha ganado relevancia en algunos círculos filosóficos y sociales. Sin embargo, ¿es esta la única forma de ver la vida y la maternidad? La visión del mundo de estas personas que se denominan antinatalistas dista bastante de mi visión del mundo y del para qué estamos aquí.
Desde mi perspectiva, el mundo es un lugar maravilloso, lleno de oportunidades para aprender y disfrutar, aunque a veces en ciertos momentos podamos encontrarnos con dificultades, enfermedades, dolor o sufrimiento. En otras ocasiones hay tristeza, sin la cual no alcanzaríamos a conectar con lo más auténtico e importante de la vida para nosotros. Otras veces hay pérdidas, que con ellas aprendemos a poner en valor y honrar lo que recibimos, lo que nos dieron y lo que todavía permanece. A veces hay angustia, sin ella no apreciaríamos la sensación de poder respirar libremente sin obstáculos, y también hay síntomas físicos que nos avisan de que necesitamos parar la actividad y cuidarnos. La vida está llena de pequeños y grandes momentos.
Los mitos de la maternidad
Hay mucho mito sobre la maternidad, la maternidad no siempre es generosidad, hay veces que somos madres por egoísmo, por nutrir el ego, por miedo a la soledad, por querer mantener una pareja que hace aguas. Ser madre no siempre es una labor preciosa, conlleva muchas renuncias, muchos agobios, cansancio físico, inversión económica, emocional, tiempo propio para atender a los hijos… Lo que sí es la maternidad es AMOR, venimos del amor y estamos en este mundo para crear y dar amor… aunque algunas personas no lo entiendan y se distraigan por el camino.
¿Te gustaría explorar tu propia experiencia de maternidad consciente y respetuosa?
Si estás atravesando una etapa de cambios, dudas o desafíos en tu maternidad, y sientes que necesitas acompañamiento para reconectar contigo misma y con tu hijo de una manera más consciente, te invito a dar el siguiente paso. La terapia es un espacio seguro para reflexionar, sanar y encontrar las herramientas que te permitan vivir la maternidad de manera plena, respetuosa y amorosa.
Soy Elena Cocho, psicóloga y terapeuta de pareja. Reserva tu cita hoy mismo y juntas podemos trabajar para que encuentres la paz y el equilibrio que buscas, con un enfoque que respeta tu proceso y el de tu familia. ¡Te espero con mucho gusto!