El coronavirus, ciertamente, dañino y preocupante, propicia sentimientos en la sociedad de ansiedad, miedo, frustración, rabia y pánico.
¿Estoy paranoico o estoy siendo precavido?
Con esta crisis todos nos cuestionamos absolutamente todo: lo que tocamos, a quién saludamos, chequeamos nuestros síntomas físicos, revisamos mentalmente nuestros pasos… ¿Estamos enloqueciendo o son reacciones normales dentro de la precaución?
Ahora bien, estamos aprendiendo con una fuerza inigualable el poder del ahora. Da igual lo que tengamos planificado, nuestras expectativas, las citas, los viajes, las programaciones previstas…
Absolutamente todo está en revisión y actualizándose constantemente. Sé como estoy hoy y lo que puedo hacer hoy, desconozco lo que va a pasar mañana, pasado mañana y más allá: la angustia es consecuencia de un futuro ambiguo y amenazante.
Estamos obligados a practicar la paciencia
Es normal que ante la indicación de estar en casa los pensamientos de cuándo finalizará esta obligación estén presentes en tu día a día. Ahora bien: es una oportunidad para ejercer tu paciencia y compromiso con los demás.
Paciencia es poder estar relajado, tranquilo, ocupado, enfocado y concentrado. ¿En qué puedo poner mi atención? En tareas que te nutren. Seguro que hay películas que siempre excusaste no ver por falta de tiempo, conversaciones telefónicas con amigos que has ido post-poniendo, libros por leer, nuevos platos que aprender a cocinar, juegos de mesa que hace mil años a los que no juegas… En definitiva, hacer lo que este excepcional momento te está ofreciendo.
Estar quietos en casa no significa estar inactivos. Podemos aprovechar para hacer todas aquellas cosas a las que no nos solíamos dedicar por falta de tiempo, de ganas, de oportunidades. Ahora podemos hacer todas esas cosas disfrutándolas. O bien, podemos amargarnos, angustiarnos y frustrarnos. Tú decides qué actitud elegir.
No podemos hacer lo que querríamos y desearíamos
Como sociedad, no estamos acostumbrados a aceptar nuestras limitaciones. En esta sociedad de consumo y falsa libertad, no gestionamos bien cuando no podemos hacer lo que querríamos y desearíamos. En definitiva: no consentimos el sentirnos coartados en nuestra libertad individual.
El grupo está antes que el individuo
El Covid-19 nos está haciendo reflexionar sobre la importancia de la responsabilidad global: la comunidad frente al individualismo. Estamos tan acostumbrados a ir a nuestra «bola» que cuando nos piden un poco de solidaridad para poder cuidarnos —solidaridad con los demás, pero también con uno mismo— se nos hace un mundo, no sabemos hacerlo.
El miedo a morir
Indudablemente, y aunque nos digamos a nosotros mismos que estamos sanos y que el 80% de los casos en China se han recuperado, la realidad nos confronta con nuestros miedos a ser contagiados y a morir.
Estamos atravesando una de las peores crisis en todos los sentidos que hemos conocido, y más que la sanitaria y la económica, la que ahora está en juego es una crisis de valores, de prioridades y de sentido común.
Terapia Online para hacer frente al coronavirus
Si durante este aislamiento social comienzas a sentir signos de fatiga, irritabilidad, ansiedad, angustia… pide ayuda a un psicoterapeuta. En estos momentos, la terapia online te puede ayudar a poner perspectiva, a no dejarte llevar por los pensamientos negativos y catastrofistas, a aprender a gestionar la ansiedad, a afrontar el estrés generado por situaciones laborales fuera de lo común, a aprender a mantener la tranquilidad y la calma a pesar de la dificultad.
Un fuerte abrazo y mucho ánimo.
Elena Cocho (Coaching-Gestalt) 660518662
elenacocho@gmail.com
Skype: elenacocho