Acabo de ver Radical con mi hija adolescente; no hemos podido dejar de emocionarnos con la película, si bien se basa en tres temas centrales para México: crimen, educación y pobreza; a mí me ha recordado tres cosas muy importantes para todos, más cuando somos padres: la importancia de la creatividad, la capacidad de resiliencia y el potencial del ser humano.
Mi hija ha disfrutado y se ha conmovido viendo una realidad tan diferente a la suya, ha generado un diálogo muy rico sobre lo diferente que es nacer en un lugar u otro del planeta, sobre la fuerza interior, la capacidad que tenemos para sobrellevar situaciones difíciles… Solo por esta charla ha merecido la pena. Si no la habéis visto, os la recomiendo.
Radical es una película inspiradora que pinta un retrato vívido de cómo un enfoque educativo que fomenta la creatividad y la confianza puede cambiar vidas. Es un recordatorio de que los sueños pueden hacerse realidad, incluso en un entorno donde las probabilidades parecen estar en contra. Radical es un canto a la esperanza y una llamada a la acción para que el sistema educativo repiense su enfoque. Esta película es un testimonio del poder de la educación para desatar el potencial humano y un recordatorio de que, en ocasiones, es necesario lo radical para alcanzar lo extraordinario (www.escribiendocine.com)
Desarrollar la creatividad en la vida cotidiana
Todavía recuerdo cuando mi hija me pedía un cuento; la primera vez me quedé bloqueada, ya no me acordaba de los cuentos clásicos, de si a cenicienta se la comía el lobo o si el lobo moría, ¿y qué cuento le cuento si no los recuerdo?, ¡menudo estrés!, no disfrutaba nada, encima mi hija me decía, «mamá, que así no es». Al final, comencé a inventármelos… y todo cambió. Se me ocurrían unas historias increíbles. Hasta yo me quedaba sorprendida con mi imaginación y pasábamos unos ratos divertidísimos.
Desarrollar nuestro niño interior favorece nuestra creatividad
Si dejamos volar nuestra imaginación, sin juicios, como hacen los niños, podemos descubrir un mundo de posibilidades. Salimos de nuestra rutina, de nuestras preocupaciones, del aburrimiento y por un rato estamos disfrutando de la magia de la fantasía; nuevas perspectivas se abren ante nosotros.
Sanar el pasado y confrontar las creencias limitantes
Te invito a reflexionar: ¿qué me faltó en mi infancia?; quizás fue amor, quizás fue reconocimiento, o quizás ser apoyado en la lectura o en actividades de ocio. ¿Cómo cambiaría tu vida si en este momento, en el presente, te pudieses dar lo que faltó?. Te invito a que conectes con tu niño/a, ese niño/a interior, al que algo le faltó y que se lo des y te lo des.
Cuando leía cuentos con mi hija, me convertía en una niña de 8 años que quería leer cuentos de Celia y sus amigos, y entonces, una actividad que puede parecer una lata «a ver si la niña se duerme y descanso”, se convierte en un encuentro, en un placer, en una sanación y repara el pasado y nutre el presente. Os animo a que os convirtáis en niños con vuestros hijos.
Confrontar nuestras creencias limitantes nos ayuda a desarrollar nuestra creatividad como ser humano. La educación nos enseña reglas, fórmulas, procedimientos, muy válidos para la vida, pero no olvidemos que la educación actual también conlleva un ingrediente de «domesticación», en el sentido que se fomenta poco el razonamiento crítico libre y más el seguimiento de la norma.
Albert Einstein: «Lo único que interfiere con mi aprendizaje es mi educación».