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cuatro mil semanas

Cuatro mil semanas: una invitación a vivir plenamente en un mundo obsesionado con la productividad

He leído Cuatro mil semanas, de Oliver Burkeman; el título del libro, que hace referencia al promedio de semanas que vivimos si alcanzamos los 80 años, es una bofetada suave y firme: nuestra vida es finita, limitada, y eso no es una tragedia, si sabes hacer algo bueno con ello.

Burkeman nos saca del mito moderno, de la eficiencia total, del control absoluto sobre nuestro tiempo, y nos devuelve al presente, con sus límites, su imperfección y su belleza. Como psicoterapeuta, este libro me ha recordado que muchos de los malestares que atiendo —la ansiedad, el estrés, la falta de sentido— tienen que ver con un querer aprovechar el tiempo a costa de dejar de vivir. Suena contradictorio, ¿verdad? ¿Qué hay detrás de esa contradicción? Una negación de lo evidente, la negación del límite; el primer límite es que somos finitos, pero mientras andemos corriendo como en una carrera de obstáculos, intentando no caer, nos perdemos el paisaje de la experiencia real de vivir.

Algunas de las reflexiones más interesantes que comenta Burkeman en su libro son:

Reflexiones para vivir de verdad (y no solo producir)

Burkeman no propone fórmulas mágicas, sino un cambio de mirada. Y entre sus ideas, he rescatado varias reflexiones y preguntas que te pueden ayudar en tu relación con el tiempo, contigo mismo y con lo que consideras importante:

La incomodidad que te hace más grande frente a la comodidad que te hace más pequeño.

Muchas veces lo que sostenemos no es tanto un malestar, sino una evitación. Queremos relaciones más auténticas, pero evitamos las conversaciones difíciles. Queremos cambio, pero no renunciar a lo conocido.
Burkeman nos recuerda que el crecimiento pasa por asumir una incomodidad fértil, no por evitarla a toda costa. El cambio real empieza donde termina la zona de confort.

¿En qué situación de tu vida o tu trabajo estás buscando en este momento la comodidad, cuando lo que se requiere es un poco de incomodidad?

Deja que tus estándares imposibles se estrellen contra el suelo, recoge unas pocas tareas importantes de los escombros y ponte con ellas hoy mismo.

Vivimos rodeados de listas infinitas, promesas de eficiencia, hacks de productividad… pero seguimos sintiéndonos insuficientes.
¿Qué pasaría si dejáramos de intentar abarcarlo todo? Si aceptáramos que no hay tiempo para todo, pero sí para lo que importa. Esta es una llamada a elegir con honestidad, a poner foco y a vivir desde el sentido, no desde la exigencia.

¿Estás comportándote y juzgándote por estándares de productividad imposibles de cumplir?

Cuando dejas de sentir la presión asfixiante de convertirte en un tipo concreto de persona, puedes empezar a vivir con lo que hay: tus talentos, tus debilidades, tus entusiasmos. Y ver adónde te llevan.

El ideal del “yo que debería ser” es fuente constante de sufrimiento, ya que el ideal siempre es tirano.
Aceptar quién soy —incluido lo que falta— es el inicio de un camino más real. Porque la vida no espera a que seamos perfectos para empezar a suceder.

¿En qué sentido aún no has aceptado que eres quien eres, y no la persona que crees que deberías ser?

Es fácil pasar la vida como si fuera un ensayo general. Pero esto no es un entrenamiento: es la función principal.

¿Cuántas decisiones importantes pospones por no sentirte “preparado”? ¿Cuántos caminos dejas de tomar por miedo a equivocarte?
No te queda más remedio que aprender a vivir con incertidumbre. Vivir no es ejecutar un plan perfecto, sino estar disponible para la experiencia, incluso sin garantías.

¿En qué ámbitos de tu vida estás echando el freno a la espera de tener la sensación de que sabes lo que estás haciendo?

Interioriza que no todas las acciones te llevarán a algún resultado concreto; sin embargo, sí tiene sentido que te comprometas.

Muchas veces sembramos sin ver florecer. Pero eso no significa que la siembra no tenga sentido.
Vivir con sentido no es tener el control del resultado, sino comprometerse con aquello que vale la pena por sí mismo: amar, cuidar, construir, acompañar… aunque no haya aplausos ni certezas.

¿En qué serían diferentes tus días si no te preocupara tanto que tus acciones llegaran a buen puerto?

No hay nada más difícil que no hacer nada.

Introduce en tu vida la meditación de no hacer nada: siéntate 5 o 10 minutos en una silla y deja de intentar hacer cosas (pensar, rascarte, programar, escuchar, mirar…). Te darás cuenta de lo difícil que es. Date cuenta en qué inviertes tu tiempo (pensamientos, acciones, emociones) en lugar de pasarte el día diciendo que no has hecho nada.

¿Qué cambiaría en tu vida si dejases de quejarte porque no haces nada?

Aborda los proyectos grandes de uno en uno.

Céntrate en un proyecto grande y llévalo hasta el final antes de pasar al siguiente. Al mismo tiempo, tendrás unas cuantas tareas rutinarias que debes hacer y que no puedes eludir.

¿Qué pasaría en tu vida si empiezas a terminar tus proyectos importantes?

Acepta que las decisiones difíciles son inevitables.

Céntrate en tomar de forma consciente las decisiones difíciles. Puedes hacer una lista con las decisiones que tienes que tomar e ir de una en una.

¿Y si en vez de distraerte de las decisiones difíciles las empezases a abordar?

Céntrate en lo que ya has hecho, no solo en lo que te queda por hacer.

Ten en cuenta que cualquier tarea que te dispongas a abordar te llevará siempre mucho más tiempo del que esperas. Las personas piensan equivocadamente que son infelices porque no han llegado a conseguir una serie de metas específicas, y que cuando lo hagan, se sentirán dueñas de su vida y de su tiempo. Céntrate en lo que has hecho; puedes elaborar una lista diaria, así serás consciente de lo que haces.

¿Y si dejas de mirar lo que falta y te enfocas en lo que has hecho y tienes?

Y tú, después de leer este artículo, ¿qué vas a hacer hoy con las semanas que te quedan?

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El blog de Coaching-Gestalt es un espacio para compartir. Encontrarás artículos relacionados con psicología, coaching, lecturas recomendadas, reflexiones en modo de historias sobre el Camino de Santiago. Me gustará recibir tus comentarios y te aclararé las dudas que te puedan surgir sobre los temas desarrollados.

Elena Cocho

Realizo terapia individual con adultos, atiendo parejas, asesoro a padres en temas de educación y de gestión de emociones, acompaño a ejecutivos y directivos en sesiones de coaching e imparto talleres.

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