¿Quieres saber cómo evoluciona la vida de la pareja?
¿Ha cambiado tu motivación en la pareja? ¿Los intereses no son los mismos? ¿Crees que quizás no sois compatibles? ¿Quieres recuperar la ilusión y la pasión? Lee este artículo, conocer en qué etapa estás dentro del ciclo vital te pueda ayudar a ampliar tu perspectiva sobre la pareja.
Etapas del ciclo vital de la pareja
1. Formación de la pareja
Esta etapa comienza con la elección de la pareja, el noviazgo, la convivencia, el matrimonio.
En esta fase empieza a existir una definición del proyecto de vida en común y un modelo de pareja. Nos encontramos con el compromiso y consolidación de la pareja. Es necesaria una delimitación de las fronteras con las familia de origen de cada miembro y el establecimiento de reglas sobre la relación y negociación de los respectivos roles de la pareja.
El noviazgo es el periodo de tiempo que dura la relación, previa al matrimonio, y sirve para conocerse con mayor intimidad y poder buscar la conjunción de ideales para dar el paso siguiente hacia el compromiso formal. Se entiende el noviazgo como la unión de personas provenientes de diferentes sistemas familiares para conformar un sistema común. Es importante preguntarse “qué tipo de pareja queremos”.
La pareja debe reestructurar las relaciones con sus respectivas familias de origen, ya que desde la formación de la pareja se inicia un cambio en la forma de relacionarse con los padres y hermanos. La familia de origen pasa a un segundo plano en muchos aspectos, lo que no hay que confundir con pérdidas de afecto o sentimientos de alejamiento.
El matrimonio no es meramente la unión de dos personas, sino la conjunción de dos familias que ejercen su influencia y crean una compleja red de subsistemas.
Cuando la pareja empieza a convivir, debe elaborar una cantidad de acuerdos, necesarios para cualquier par de personas que viven en íntima asociación. Deben acordar nuevas maneras de manejarse con sus familias de origen, los aspectos prácticos de la vida en común, y las diferencias sutiles y gruesas que existen entre ellos como individuos. Implícita o explícitamente han de resolver una extraordinaria cantidad de cuestiones, algunas de las cuales son imposibles de prever antes de la unión.
La pareja debe establecer su territorio, con cierta independencia de la influencia parental. La involucración paterna excesiva en una nueva relación de pareja puede ser causa de desavenencias. Algunas parejas intentan delimitar su propio territorio en forma totalmente independiente, cortando toda relación con las familias de origen. Esto tiende a desgastar a la pareja, porque el arte de la relación de pareja incluye el que la independencia se alcance mientras al mismo tiempo se conserva la involucración emocional con las respectivas familias.
Algunos problemas de esta etapa pueden ser: la falta de compromiso, luchas de poder, rigidez o sometimiento, sobre involucración con la familia de origen.
2. Familias con hijos pequeños.
Se impone la necesidad de integrar al hijo como nuevo miembros del sistema familiar, con la aparición de un nuevo subsistema dentro del sistema familiar; empieza a formarse el subsistema de la nueva generación, que con el nacimiento de los hermanos dará lugar al subsistema fraternal, que tiene que convivir y crecer junto al sistema conyugal y el sistema parental.
Con el nacimiento de un hijo la pareja pasa de ser dos personas a consolidar un triángulo; esto debe implicar un cambio en las reglas de relación y comunicación ya que si no la pareja puede empezar a tratar sus problemas “a través del hijo”.
De nuevo hay que reestructurar las relaciones con las familias de origen para integrar sin interferencias, ni intrusismos Etapas del ciclo de pareja padres y niñolos roles parentales y filiales. Imponiéndose la necesidad de delimitar territorios de interacción con los padres de los padres que se convierten en abuelos; con el riesgo de perturbar los modelos educativos, de autoridad y disciplina ya establecidos.
Por otro lado, se hace necesario plantear de manera clara y rotunda los límites físicos y emocionales que garanticen la permanencia de espacios de intimidad propios e irrenunciables para la pareja, tarea que si no se lleva a cabo puede provocar desatender el espacio de pareja y esto generar tensiones.
Parejas que consideran a su relación de pareja como un “ensayo”, se encuentran con que la separación es menos posible. Otras parejas que se creían mutuamente “comprometidas”, se descubren sintiéndose atrapadas con la llegada de un niño y aprenden, por primera vez, la fragilidad de su original contrato de pareja.
Dentro de la pareja es necesario la renegociación de roles y responsabilidades, entre ellos: la casa, los hijos, el trabajo y los cuidados emocionales. Además de conjugarla parentalidad con la conyugalidad.
Posibles problemas que pueden aparecer: pérdida del espacio como pareja, por excesiva intrusión de familia de origen o del hijo pequeño; alianza madre-hijo y desvinculación del padre, volver a los roles de género más tradicionales, y el comienzo de coaliciones intergeneracionales.
3. Familias con adolescentes/Crisis de la mediana edad.
Las dificultades iniciales que eventualmente experimentó la pareja se han resuelto con el paso del tiempo, y su enfoque de la vida ha madurado. Es un período en el que la relación de pareja se profundiza, ya se han forjado relaciones estables con la familia extensa y con el círculo de amigos. La difícil crianza de niños pequeños ha quedado atrás, y ha sido reemplazada por el placer compartido de presenciar cómo los hijos crecen y se desarrollan en modos sorprendentes.
Al llegar a esta etapa, la pareja ha atravesado muchos conflictos y ha elaborado modos de interacción (rígidos y repetitivos). En estos años medios pueden sobrevenir graves tensiones, e incluso también el divorcio.
La mayor parte de los otros períodos de tensión familiar aparecen cuando alguien ingresa en la familia o la abandona. Es en esta etapa cuando los hijos pasan de la niñez a la juventud. La llamada turbulencia adolescente puede ser vista como una lucha dentro del sistema familiar por mantener el ordenamiento jerárquico previo.
La resolución de un problema conyugal en la etapa media del matrimonio suele ser más difícil que en los primeros años. En la etapa media las pautas se hallan establecidas y son habituales. Una pauta típica para estabilizar el matrimonio es que la pareja se comunique a través de los hijos; por eso, si estos dejan el hogar y la pareja vuelve a quedar frente a frente, surge una crisis.terapia de pareja
En esta etapa es necesaria la flexibilidad en las reglas y los límites para facilitar la progresiva independización de los hijos, además de una evaluación de los propios logros profesionales y personales de los miembros de la pareja.
Posibles problemas de esta etapa pueden ser: sobreprotección o excesiva desvinculación de los adolescentes; se reavivan los propios conflictos de los padres, insatisfacción con los propios logros profesionales o como padres/pareja, problemas en los hijos que han estado en medio de sus padres para comunicarse, por ejemplo la anorexia.
4. Emancipación de los hijos.
Un momento de crisis de las familias es cuando los “niños” comienzan a irse, y las consecuencias son variadas. A veces, la turbulencia entre los padres sobreviene cuando el hijo mayor deja el hogar, mientras que en otras familias la perturbación parece empeorar progresivamente a medida que se van yendo los hijos, y en otras cuando está por marcharse el menor.
En muchos casos, los padres han visto, sin dificultad, cómo sus hijos dejaban el hogar uno por uno; súbitamente, cuando un hijo particular alcanza esa edad, surgen las dificultades. En tales casos, el hijo en cuestión ha tenido una especial importancia en el matrimonio (puede haber sido el hijo a través del cual los padres hicieron pasar la mayor parte de su comunicación mutua, o por el cual se sintieron más abrumados o se unieron en común cuidado y preocupación).
Una dificultad en la relación conyugal que puede emerger en esta época es que los padres se encuentren sin nada que decirse ni compartir. Durante años no han conversado de nada, excepto de los niños. A veces la pareja empieza a disputar entorno de las mismas cuestiones por las que disputaban antes de que llegaran los hijos. Puesto que estas cuestiones no se resolvieron, sino simplemente se dejaron de lado con la llegada de los niños, ahora resurgen.
Cuando los hijos abandonan el hogar y comienza a establecer una familia propia, sus padres se convierten en abuelos. Con frecuencia las madres se sobreinvolucran con el hijo menor y les es difícil desengancharse de él cuando pasa a tener una vida más independiente. Si en ese momento un hijo mayor produce un nieto, la llegada de éste puede liberar a la madre de su hijo menor e involucrarla en la nueva etapa de convertirse en abuela. Cuando la gente joven se aísla de sus padres, priva a su hijo de abuelos, hace más difícil para éstos cubrir etapas de sus propias vidas.
Posibles problemas en esta etapa: cuando el hijo no “puede” salir de casa, lo que denominamos el nido atestado, ya que tiene algún síntoma incapacitante y hay una sobreinvolucración de los padres. Puede haber también la crisis del nido vacío, en donde la pareja debe replantearse el rol paterno; o darse una crisis en la pareja, en donde deben renegociar el contrato relacional.
5. Parejas en la tercera edad.
Cuando una pareja logra liberar a sus hijos de manera que estén menos involucrados con ella, suelen llegar a un período de Psicologo de parejasrelativa armonía que puede subsistir durante la jubilación. Algunas veces, sin embargo, el retiro de la vida activa puede complicar la relación, pues la pareja se halla frente a frente veinticuatro horas al día.
Es importante que en esta etapa la pareja desarrolle nuevos proyectos vitales y de pareja. Deber darse un cambio de los roles generacionales, y empezar a elaborar duelos.
Posibles problemas de esta etapa: sobrecarga o desatención de los padres ancianos.
¿Has identificado en qué etapa estás dentro de tu pareja? ¿Cuáles son los factores que influyen para que tu relación esté en crisis? ¿Buscas un terapeuta de parejas?
Soy Elena Cocho, psicóloga y terapeuta de parejas. Atiendo en la zona norte de Madrid (Plaza de Castilla / Chamartin). Puedes localizarme en el 660-51-86-62 y en el mail elenacocho@gmail.com
Artículo elaborado con la información extraída de la Tesina de Díaz de la Cruz, María. Intervención en pareja desde un enfoque gestáltico. AETG, 2013