La infidelidad sigue siendo uno de los grandes tabúes contemporáneos. Esther Perel, en El dilema de la pareja, desmonta mitos, nos enfrenta a nuestras expectativas románticas y nos invita a abrir conversaciones honestas sobre el deseo, los límites, el compromiso y el concepto de pareja monógama.
La infidelidad se vive como una traición porque rompe un acuerdo, explícito o implícito, sobre cómo cuidamos el vínculo. La infidelidad no es solo sexo; incluye secretismo, alquimia sexual y vínculo emocional. Muchos romances hablan menos de cama y más de hambre emocional: hambre de sentirse deseados, mirados, especiales, vivos.
En este artículo quiero reflexionar sobre algunas ideas del libro que considero esenciales para las parejas que me visitan en terapia de pareja en mi consulta en Madrid, especialmente quienes están atravesando una infidelidad emocional o sexual.
La imaginación, la anticipación y el deseo
Perel nos recuerda que la imaginación es un ingrediente central del deseo. La anticipación —esa mezcla de misterio, expectativa y proyección— es lo que lo alimenta.
Una buena pregunta de reflexión es la siguiente: ¿Esperamos que la parte erótica de nuestra pareja nos pertenezca por completo? ¿Y qué hacemos para cuidarla dentro de la relación?
Muchas parejas fracasan porque buscamos en una sola persona todo lo que antes daba un pueblo entero: estabilidad, pasión, familia, diversión, seguridad, autoestima, crecimiento personal… y si una pieza falla, creemos que “podríamos ser más felices” en otro lugar. El resultado: relaciones frágiles en un mundo de gratificación inmediata, de infinitas opciones, que nos empuja a comparar y debilita el compromiso.
El impacto emocional de la infidelidad
Quien ha acompañado a personas traicionadas sabe que no es “solo un dolor del corazón”; es un terremoto interno. Reacciones muy habituales son las siguientes:
- pensamiento obsesivo
- hipervigilancia
- disociación
- ataques de ira
- pánico
La infidelidad es un ataque directo a algo profundo: nuestra memoria del pasado. Nos obliga a releer la historia de pareja desde un prisma nuevo y doloroso. Lo que antes era seguro ahora se tambalea. Y sí, el corazón roto no se recompone rápido, por mucho arrepentimiento que haya.
Culpa, empatía y reparación
La función del terapeuta no es juzgar ni hacer de policía moral. Es acompañar un proceso complejo donde la culpa auténtica puede abrir espacio al arrepentimiento, y el arrepentimiento, a la reparación.
Ahora bien, expresar culpa y empatía es crucial… pero no suficiente.
Porque la herida profunda no es solo “lo que pasó”, sino la sensación de haber perdido valor:
“Si me engañaste, ¿es porque no era suficiente?”
“¿Qué parte de mí rechazaste?”
La forma en que la infidelidad afecta a cada persona tiene que ver con su historia, sus sensibilidades, sus expectativas y con lo ofensivo del acto mismo. No existe un único guion.
Y algo doloroso pero muy común: muchas personas traicionadas se convierten temporalmente en cómplices del secreto, protegiendo a la misma persona que les engañó para evitar la desaprobación o la lástima del entorno. Una carga brutal.
La búsqueda de identidad: ¿por qué también engañan quienes “eran felices”?
Los affaires no son solo un escape del matrimonio, sino a veces un escape de uno mismo.
Buscamos:
- otra mirada
- otra versión de quienes fuimos
- un yo más vivo, más libre, más valiente
No tememos perder al amante; tememos perder la parte de nosotros mismos que despertó el amante.
La infidelidad, es una forma de no monogamia no consensuada, una negociación unilateral donde alguien se busca “un mejor trato para sí”, en secreto. Sí, todavía nos atrae lo prohibido. No somos tan modernos como creemos.
Furia, justicia y reconstrucción
El enfado funciona como analgésico temporal. Pero si todo el proceso de “castigar” acaba dañándote más de lo que repara, no ganas nada.
Existen dos formas de justicia:
- retributiva, el castigo
- restaurativa, la reparación
En terapia trabajo con las parejas para que la restaurativa pueda abrir un camino nuevo, incluso cuando la relación sigue o cuando termina y hay hijos, por lo tanto, la pareja sigue unida a través de los hijos.
Los compromisos, cuando falta la conexión, se convierten en sacrificios imposibles de sostener. Y cuando la infidelidad nos roba el futuro que estábamos construyendo, también invalida los sacrificios del pasado. No es extraño sentir que se pierde el suelo.
¿Qué permite sanar? Crisis – Significado – Futuro
La recuperación pasa por tres fases y así las trabajo en mis sesiones de terapia:
- Crisis: caos, preguntas, emociones intensas.
- Creación de significado: entender qué ocurrió, qué faltaba, qué buscaba cada uno.
- Planeación del futuro: decidir qué relación queremos ahora, si seguimos juntos o no, pero desde un lugar más consciente.
Cuando las cosas están bien, aparece la abundancia emocional: la generosidad, la ternura, la complicidad. La reparación busca reconstruir esa base o, si no es posible, permitir que cada persona salga fortalecida.
Si estás viviendo una infidelidad en Madrid
Trabajo con muchas parejas en Madrid que llegan rotas, desconectadas o asustadas. Mi enfoque integrativo —Gestalt, Sistémica, Psicodinámica y Coaching— busca algo más que “arreglar el problema”:
- crear conversaciones emocionales, reales y eficaces
- entender las necesidades de ambos
- recuperar (o reinventar) la conexión y la confianza
- reconstruir el respeto
No hay soluciones mágicas, pero sí caminos posibles.
Si tú o tu pareja estáis viviendo una infidelidad emocional o sexual y queréis ayuda profesional en Madrid, estaré encantada de acompañaros desde una presencia respetuosa y sin juicio. Podéis localizarme en el 660-51-86-62
Imagen de Jill Wellington en Pixabay





