Cuando una pareja se rompe es frecuente que atravesemos por un variado abanico de sentimientos. Los 6 principales sentimientos cuando una persona se divorcia son:
1.Miedo a la soledad. En la vida aprendemos muchas cosas pero no aprendemos a estar solos. Desde pequeños nos empujan a que nos relacionemos con otros niños pero se presta poca atención a la importancia de aprender a estar solo en la vida. Muchos de los casos que acompaño después de una ruptura de pareja tienen que ver con este miedo a “qué voy hacer sin él”, “qué va a ser de mí sin ella”. Cuando una persona es capaz de atravesar este miedo y darse cuenta que sólo era un fantasma llega una calma y un disfrute con las cosas pequeñas de la vida. Aprendemos a saber lo que realmente queremos en cada momento y nos damos cuenta de lo sobrevaloradas que, a veces, están ciertas relaciones.
2.Rabia por haber aguantado. Hay personas que aguantan mucho y que cuando se separan sienten rabia por haber esperando tanto para dar el paso de divorciarse; también suele estar presente la sensación de liberación, de ligereza, bienestar y de estar en el camino correcto.
3.Culpa por romper la familia. El miembro de la pareja que rompe la relación suele sentirse culpable por romper la familia tal y como estaba establecida hasta ese momento. La sociedad, la educación, la Iglesia e incluso ciertos intereses económicos apuntan a la importancia de vivir en familia. El porcentaje de familias monoparentales ha aumentado los últimos años aunque sigue siendo una minoría en ciertos países como España, Grecia y Portugal.
4.Miedo a la pérdida de recursos económicos. La pérdida de bienestar en términos económicos es notable cuando uno se separa. Cuando aparece este miedo en las sesiones de psicoterapia suelo preguntar: ¿cuál es la limitación real? Hay personas que si bien tienen recursos económicos suficientes para mantenerse en solitario eligen seguir unidos a una pareja que no funciona por el miedo a no poder afrontar las cargas económicas en solitario.
5.Miedo a la sexualidad. Aunque los hombres y las mujeres no afrontamos la sexualidad de la misma manera, la sexualidad es intimidad. La sexualidad implica abrirnos emocionalmente a la otra persona, nos lleva a mostrarnos, tanto el cuerpo como las emociones. Cuando una persona se divorcia, y afronta una nueva experiencia sexual después de un matrimonio de muchos años, es muy frecuente que aparezcan miedos a un encuentro sexual.
6.Miedo a formar una nueva pareja. Cuando una persona superar el mal de amores suele decirse a sí misma “no vuelvo a pasar por el dolor de otra pérdida” Hay personas que se cierran al amor y eligen vivir su vida en solitario o con relaciones superficiales; otras personas dan una segunda oportunidad al amor y forman otra pareja. Si hemos hecho proceso de terapia las segundas parejas suelen ser más nutritivas y satisfactorias porque ya sabemos lo que queremos y por lo que no estamos dispuestos a pasar; solemos expresar mejor nuestras necesidades y deseos e idealizamos menos al otro miembro de pareja.