¿Qué es el dolor emocional?
Es una sensación, ya que se siente en el cuerpo, que nos atraviesa como un sable provocando una sensación de corte interno; es una sensación incontrolable que no se calma fácilmente. Es una emoción que cursa con angustia, ansiedad, pena, desamparo, fragilidad, inseguridad, pérdida, etc.
No está provocado por algo físico, pero sí comparte la misma ruta cerebral que el dolor físico, es decir, que nuestro cerebro reacciona de manera muy parecida ante un dolor físico y ante un dolor emocional.
¿Por qué rechazamos el dolor emocional?
Vivimos en una sociedad donde cada vez hay más personas que no quieren sufrir. En la sociedad actual se vende que “aparentemente” podemos controlar y gestionar nuestra vida y nuestras emociones y sino no hay nada más que ver la proliferación de cursos exprés de coaching. Se rechaza el dolor porque asusta, se compra felicidad a precio de oro. Hay demasiada prisa e incapacidad para tolerar la frustración e impaciencia.
No sabemos gestionar el dolor emocional ya que no nos enseñan ni en el colegio ni en la familia. El dolor emocional tiene mala prensa. A los niños se les sigue diciendo que llorar es de “mariquitas”. A las niñas se las ignora cuando lloran o se las ridiculizando con expresiones del tipo: “siempre lloriqueando” o “las cosas no se arreglan llorando”.
Lo que provoca este tipo de educación es una negación del dolor, una evasión o un rechazo, aunque también están los “sufridores”, esas personas que exaltan el dolor para intentar mejorarse como personas, para llamar la atención, para conseguir lo que quieren, etc.
Dolor y sufrimiento no es lo mismo
El dolor es una reacción directa de algo que nos sucede, no podemos eludirlo, lo sentimos, no es controlable ni con la razón ni con el cuerpo.
El sufrimiento es regodearse en el dolor a través del pensamiento: “Qué pena que me pase esto a mí que soy tan bueno”, “Qué mala suerte tengo”, “Pobrecita de mí”….
El dolor emocional nos avisa
Hay pocas personas que cuando tienen un dolor físico no acuden a un médico y , sin embargo, hay personas que no atienden sus dolores emocionales. El dolor emocional nos señala que algo no anda bien y que debemos atendernos y escucharnos.
Hace unas semanas comenzada un paciente la sesión contándome: “Lo he pasado de puta pena”. Detrás de esta expresión que a nadie nos puede dejar indiferentes comenzó el relato de lo que le provocaba dicho dolor emocional. Hasta que no llegó el dolor emocional no se percató que algo andaba “descolocado” en su vida ni la necesidad de pedir ayudar psicológica.
Cuando el dolor es por algo externo solemos ser más comprensivos con nosotros mismos y decirnos: “Es normal que me duela”. Cuando son los miedos internos, las inseguridades, las dudas sobre nuestra capacidad, la sensación de inferioridad solemos perder la paciencia con nosotros mismos, nos juzgamos y solo empeoramos lo que nos pasa.
Mi abuela solía decirme: “cuando una herida duele es que está cerrando y sanando”. En terapia hablamos de lo que nos duele, limpiamos lo sucedido y así atravesamos el dolor y podemos abrirnos a nuevas experiencias de la vida. Si sientes que te quedas anclado en el dolor emocional o eres un experto en no sentir y te gustaría aprender a gestionar tus “dolores” es el momento de comenzar tu proceso de terapia.
Foto: Francisco Pérez Andrés