Esta sociedad vende relaciones superficiales, rápidas, de satisfacción inmediata, a golpe de “clic”. Existen aplicaciones con el fin de satisfacer la pulsión sexual al instante.
Nos creemos libres porque “hacemos” lo que queremos, y nos “relacionamos” con quien queremos, esto no es totalmente cierto. Cada vez estamos más solos, más desconectados y más tristes. Las personas necesitamos contacto, el contacto es lo que genera el amor. No puede haber amor sin contacto. En clínica, cuando atiendo a parejas que me relatan que llevan 3-4 años sin relaciones sexuales lo que aprecio es cierta frialdad, aburrimiento, desinterés y enfado; algunas parejas se conforman con esta situación y, sin embargo, otras quieren volver a compartir el amor erótico.
El aislamiento social es un veneno social
Una de las situaciones más traumáticas para el ser humano es estar aislado socialmente. Se estudió la consecuencia de la falta de contacto en bebés criados en orfanatos (estudio de Spitz*); eran bebés que bien morían o crecían con serias enfermedades mentales.
Las personas necesitamos contacto, ternura, calor, atención, caricias, miradas…
La sociedad tecnológica es una sociedad enferma
¿Vivimos en una sociedad “desarrollada” y “evolucionada”? ¿Vivimos en una sociedad enferma? La sociedad tecnológica es una sociedad enferma que favorece la soledad, la desconexión interna (relación que cada individuo tiene consigo mismo) y externa (a pesar de estar “aparentemente” en contacto con más gente)
Actualmente el 25% de los españoles viven solos; en Alemania la cifra llega al 40%. La soledad, el aislamiento social nos mata, nos conduce a la inactividad física, al alcoholismo, al tabaquismo, a la obesidad, a enfermedades coronarias, etc.
El aislamiento social, la fatal de contacto auténtico con nosotros y con el mundo nos cierra el corazón y nos endurece mental y emocionalmente.
No hay mayor soledad que estar rodeados de gente y sentirnos anestesiados emocionalmente. Sentir que no conectamos, que no podemos compartir y expresarnos es una sensación dolorosa
¿Cómo generar más amor?
- Aumentando los contactos presenciales: en la sociedad actual la mayoría de los contactos diarios son a través de internet, no vemos quien nos habla, no escuchamos, no olemos al otro… El contacto piel a piel, el contacto ocular, el contacto auditivo. El contacto y la escucha interna nos pone más tiernos, más blandos, en general, más amorosos. Disminuyendo el tiempo que invertimos en las redes sociales y manteniendo más contactos presenciales.
- Mejorando el autocuidado: cuidarme no es darme un capricho, cuidarme es darme lo que necesito aunque el ego no quiera hacer un esfuerzo. (Ej: me siento solo/a, necesito un abrazo, y un beso de un ser querido y, en vez de buscar el contacto, me quedo en el sofá comiendo patatas fritas). Aprendiendo a calmar la mente con meditación o mindfulness.
- Bajando las exigencias y las críticas: bajar del ideal que nos marcamos. El ideal siempre es tirano y nos suele amargar la vida con sus exigencias y su sed insatisfecha.
- Recordando que la vida es efímera: estamos en esta vida de paso, la vida que conocemos tiene un fin; no somos eternos, ni todopoderosos. Aprendido a priorizar y dar importancia a las cosas esenciales de la vida. Perdemos la vida preocupándonos por pequeñas cosas que no están bajo nuestro control.
- Cultivando la aceptación, la compasión, la generosidad: Aceptando que no somos completos, y al mismo tiempo, que tal y como somos es suficiente para llevar una buena vida. Aceptando nuestras limitaciones sin resignarnos. Aprendiendo a mirarnos con buenos ojos. Cuidando de nuestro corazón. Nuestro corazón no depende de lo externo, sino de lo interno. Tenemos la capacidad para ser felices.
- Ocupándonos más y preocupándonos menos: Aprendiendo a estar más en nuestro cuerpo, aprender a disfrutar del contacto con nosotros, con nuestra piel y a reconocer la alegría de estar vivos.
- Divirtiéndonos: riéndonos, saltando, bailando…aprendiendo a mover la energía corporal y sexual. Hay muchas técnicas que nos pueden ayudar: Bioenergética, Biodanza, Ecstatic Dance, 5 ritmos, movimiento expresivo, movimiento auténtico, etc.)
*En la década de 1940 Rene Spitz realizó un histórico estudio en el que siguió por varios años a una serie de bebés que habían sido puestos en orfanatos, en lo que Spitz llamó «confinamiento solitario». Los niños vivían en cunas en compartimentos divididos por sabanas que colgaban de lado a lado del tal forma que sólo podían ver el techo. Cada tanto una enfermera pasaba a revisar cómo estaban y los dejaba con una botella de leche. Aunque la higiene de estos hogares era impecable, el 37% de los bebés en estos lúgubres hospitales murieron.